A lo largo de los siglos se han ido desarrollando técnicas para ennoblecer y perfeccionar estos hilos de emociones.
Cymbeline, hace más de 40 años, decidió enfocar su marca con una preferencia por los encajes de Calais y Caudry.
Desde entonces, estilistas, modelistas y costureras trabajan mano a mano con las artesanas del tull, devanaderas, dibujantes y reparadoras. Entre los hilos de la emoción, uno de ellos siempre ha tenido el favor de Cymbeline : el Encaje. Aparecido a finales del siglo XV en la ciudad de Doges en Venecia, fue inicialmente reservado para los hombres y el éxito social. A partir del siglo XVI la elegancia se apoderó de este tejido único, el encaje.
Cuando los hilos de la emoción nos llevan al reencuentro con los telares abandonados, modelo de ingenuidad y de un saber hacer incomparable. Cuando cada día estas inmensas máquinas y decenas de manos producen a penas un metro de encaje, entonces se puede entender todo el amor y la belleza de este material excepcional, y es así que Cymbeline, en todos estos años, trabaja los más bellos encajes, es de estas imágenes indisociables que evocan a Cymbeline, vemos una silueta elegante asociada a un encaje refinado. Los hilos de la emoción que simbolizan un saber hacer de excepción.
Bienvenidos a los talleres secretos de Cymbeline y de los artesanos del encaje de Candry…
Adecuado
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